de:
Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras
grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991;
avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel.
231933 / 234363;
6. PLANETAS HABITADOS POR EL HOMBRE
6.3. LA TIERRA EN SITUACIÓN PRECATACLÍSMICA (p.244-246)
Esta humanidad se encontraba convenientemente
organizada. En las macroconcentraciones que he
denominado Megápolis, se hallaban los Hombres Reflexivos
y Científicos que asignaban a los continentes y a sus
respectivos compartimientos funciones específicas.
Labores de índole agropecuaria, técnica e industrial se
hallaban a cargo de los demás hombres, cada quien en la
labor para la cual había sido capacitado. Se ha
observado una distribución racional en el uso de los
continentes, y se ha visto cómo se han reservado zonas
sin cultivo alguno posiblemente para regenerar la
fertilidad del suelo, y en cambio otras zonas han sido
utilizadas para la agricultura, crianza de animales y
para industrias. Todo estos y el hecho de que los
hombres aparezcan distribuidos en macroconcentraciones,
dan la certeza de que existe sólo la intención en estos
dos Gliptolitos de señalar el uso armónico de los
recursos naturales del planeta para conseguir el
equilibrio de su metabolismo.
He dicho que existe sólo la intención de señalar esa
distribución armónica en los recursos del planeta porque
creo que, si bien tal armonía había sido lograda por la
Humanidad Gliptolítica, esa distribución armónica ya no
existía si se toma en cuenta la situación de progresiva
intensidad calorífica por la que atravesaba el planeta,
según se desprende de los símbolos graficados en estos
Gliptolitos.
Recuérdese que no se han graficado casquetes polares y
que la mesa de agua es ínfima en relación con las zonas
continentales. La existencia de una distribución
armónica en el uso de los recursos del planeta
representado, es incompatible con esa situación crítica
y (p.244) anormal del metabolismo del planeta. Quiero
decir con esto que desde el tiempo de esa distribución
armónica hasta la situación crítica, debe haber sucedido
en los hombres del planeta graficado algo anormal, que
entiendo no puede ser sino el haberse apartado de la
finalidad en al evolución de la vida humana, finalidad
que, como he venido diciendo en líneas anteriores, era
el desarrollo de la capacidad reflexiva para incrementar
y conservar el conocimiento.
Respecto de esta situación crítica en el metabolismo del
planeta, estos dos Gliptolitos señalan que el agua en
fase vapor se ha desplazado, por efecto de la
temperatura, a la atmósfera, saturándola. Si se compara
la magnitud de las aguas y de la masa continental de
esta planeta con la que ofrece actualmente el planeta
Tierra, se notará que aquel planeta muestra una parte de
agua por cuatro de continentes y que la Tierra tiene en
la actualidad cuatro partes de agua por una de masa
continental. Vemos así que el planeta representado en
los gliptolitos era en aquel momento un sistema térmico
cerrado. Recibía energía radiante del sol, pero no la
podía disipar por la enorme capa de vapor (especie de
cuerpo opaco formado por las nubes) que rodeaba el
planeta. Es esta situación de desequilibrio térmico, el
planeta debió haber llegado a su punto crítico en el que
inevitablemente el agua en su fase vapor se precipitó en
forma de una lluvia interminable produciendo una
fabulosa energía mecánica que trajo como consecuencia el
inicio del desplazamiento de enormes masas
continentales, es decir, un monstruoso cataclismo de
proporciones inimaginables.
Si se repara en el hecho, comprobado por los científicos
actuales, de que los continentes del planeta Tierra se
están desplazando a la velocidad de seis centímetros por
año, no es extraño pensar que el planeta representado en
situación precataclísmica en estos dos Gliptolitos
corresponda al planeta Tierra y que el cataclismo que se
avecinaba se haya finalmente producido, ocasionando el
desplazamiento de los continentes de modo que los seis
centímetros a que me he referido no sean sino el
movimiento residual de aquel cataclismo.
Esta sospecha se toma en evidencia si comparamos la
distribución que tienen los (p.245) continentes y mares
en el planeta graficado en estos Gliptolitos con la que
tienen los mares y continentes de la Tierra actualmente,
y si luego desplazáramos imaginariamente hacia el oeste
a Europa y la parte norte de África, y hacia el este el
continente de Asia. Así, se reconstruirá en un 90% el
planeta Tierra representado en los dos Gliptolitos en
aquel remoto pasado (Véase el esquema que reconstruye la
posición arcaica de los continentes del planeta Tierra).
La humanidad actual ha recibido por tradición oral y
escrita (mitos, leyendas, referencias históricas, etc.,
tan difundidos universalmente), una imagen de lo que fue
el pasado de la humanidad, aunque desarticulada e
incompleta. Así por ejemplo, los pueblos de la Tierra
hablan de que en tiempos muy remotos se produjo un
cataclismo. Pero algunos pueblos la causa del cataclismo
fue la caída de asteroides gigantes, para otros la caída
de supuestos satélites que tuvo la Tierra y para otros
un diluvio universal. La misma Geología habla de que se
produjo un cataclismo como consecuencia del surgimiento
de grandes montañas y erupciones volcánicas en todo el
planeta (los Andes, las montañas Rocosas, los Alpes, el
Himalaya, etc.), surgimiento al que se ha llamado la
Revolución de las Montañas Rocosas, sucedido al final
del período Cretácico (hace 75 millones de años), en la
era Mesozoica.
Todo esto confirma que la situación precataclísima
representada simbólicamente en los dos Gliptolitos
corresponde a la que se dio en el Planeta Tierra en un
remoto pasado (p.246).